viernes, febrero 05, 2010

Tanizaki (I)

Ayer terminé un libro de Tanizaki. Tenía una especie de nouvelle, La historia secreta del señor de Musashi, y... una novela-ensayo (?), Arrurruz.
Empecemos por el principio. Junichiro Tanizaki fue un escritor japonés que vivió entre 1896 y 1965. Como sabrán, o no, el fin del siglo XIX fue trágico en Japón. Si vieron El último samurai, los samurais eran los malos que se oponían a la modernización, lo que hubiera terminado con un Japón colonizado, como muchos países de la zona. Bueno, la modernización tuvo una gran repercusión cultural y esto se manifestó en todas las formas de arte, incluida la literatura. En Tanizaki se encuentran algunos elementos impensables en la forma de leer del japonés del siglo XIX, pero que ya contaban con tradición de este lado del mundo.
La historia secreta... es una novela histórica y hasta cierto punto biográfica. La reconstrucción se basa en dos manuscritos las confesiones de Doami, un servidor del protagonista, y una biografía hecha por una monja budista hermitaña. El basamento histórico real es prácticamente nulo, limitándose sólo a algunos nombres y lugares. Si bien una reconstrucción biográfica no sería nada nuevo por ese entonces, sobre todo cuando se tienen fuentes, lo nuevo de Tanizaki es que las fuentes son inventadas, por un lado, pero más que nada, el enfoque que adopta para retratar la vida de Terukatsu. Sí, lo que describe es el lado pervertido del protagonista, haciendo una especie de historia de su depravación.
La concepción histórica que de alguna forma subyace es crítica, no se apega a ninguna de las dos tradiciones escritas sobre las que hace juicios objetivos, y alguna vez subjetivos, sobre la verosimilitud de los datos y la expresividad de los pasajes, teniendo en cuenta las características de los escritores.
El estilo es destacable. Tanizaki tenía una gran capacidad para describir no sólo el estado físico de los personajes, sino también su condición psicológica, haciéndonos percibir el efecto del entorno en sus sensaciones, así como los propios pensamientos perturbados del protagonista. Tanto las escenas de pelea, como las descripciones estáticas se representan con vividez.
Arrurruz (es el nombre de una planta, supongo que el original no se llamaba así), por el contrario es una historia llena de lirismo. A mí me gustó más :P
La narración se centra en el viaje de dos amigos a un lugar teñido por la leyenda. Mientras uno busca datos para escribir una novela histórica, el otro intenta encontrar rastros de su madre, fallecida cuando él era un niño.
Las referencias a la mitología japonesa, así como a obras de teatro y composiciones musicales podrían parecer difíciles de seguir en algún momento, pero pueden resultar los pasajes más interesantes de la nouvelle. Hay una cierta nostalgia japonesa encarnada en Tsumura que no se puede describir fácilmente con palabras. No es simplemente la pérdida de la familia, sino cómo se la percibe y qué recuerdos se conservan, así como con qué relaciona esta pérdida y estos recuerdos.
Los paisajes, si bien no se presentan de la misma forma al público no conocedor, demuestran el principio japonés de wabi-sabi, una atención a la simplicidad y a la naturaleza, un intento de comprender la belleza dentro de cada cosa. Demostrada en un paisaje otoñal, en una fruta, en un río.
Todavía no podría asegurar que es la mejor puerta de entrada a la obra del autor, más considerando que tiene otras obras más conocidas, pero se dice que entre las preferidas del autor se encontraban La historia secreta del señor de Musashi y Arrurruz.
Cuando termine de leer Cuentos Crueles, les sigo contando de Tanizaki.

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