jueves, febrero 18, 2010

Tanizaki (II)

Ayer a la noche (lo que siempre parecerá más cercano de lo que en realidad es), terminé de leer Cuentos crueles, de Tanizaki. Traducción extraña del inglés "Seven japanese tales".
La antología está compuesta por las siguientes obras:
La historia de Shunkin.
Ashikari.
Terror.
El puente de los sueños.
El tatuador.
El ladrón.
Un cuento de ciego.
Las diferencias entre ellas son notorias, no sólo por la extensión, sino por cuestiones estilísticas y temáticas, además de ser obras recogidas entre la producción del artista, por lo que no están seleccionadas cronológicamente. A pesar de la deficiente lógica de selección, la calidad de cada texto es digna de mención y lectura.
El mundo que describe Tanizaki a través de estos relatos no sólo acerca la realidad del Japón cambiante de principios del siglo XX, como en Terror, sino que también ahonda en la ficción histórica (Un cuento de ciego) describiendo eventos reales desde una perspectiva imaginaria y señalando el trasfondo sentimental de una época de guerra, y con relatos ambientados en una época anterior pero no mítica, o algo así (Shunkin/Ashikari).
Como siempre, la maestría de Tanizaki se destaca en la configuración de los personajes y los paisajes. Lo más interesante de algunos de estos cuentos es cómo se muestra el carácter de los personajes, que lejos de ser el estereotipo de su rol/oficio, se muestran como diamantes multifacéticos, cuyo brillo varía con la perspectiva que adopta el narrador. Las explicaciones de las motivaciones de cada uno por no ser demasiado psicologistas son verosímiles, y más de una vez atrapan al lector con una interpelación inesperada. Los personajes son tanto por lo que hacen como por los impulsos y las motivaciones que tienen.
Los elementos infaltables están presentes: la música, la poesía, el mito, la guerra, las perversiones y el cambio. Si bien no se presentan de forma uniforme en todos los cuentos, van marcando un estilo y una temática propios, que desarrolla a través de sus obras.
No quiero extenderme mucho con este análisis/presentación. Así que voy a recalcar un último punto: Los músicos ciegos. Son como una especie de personaje mítico en Japón. Lo que no tiene equivalente en occidente. Está bien, según el mito, Homero era ciego; según la literatura, Edipo se sacó los ojos. Pero no hay una tradición de narradores/músicos/masajistas ciegos. La perspectiva socio-cultural sobre la ceguera es diferente, así como lo es la consideración de ciertos defectos/malformaciones físicas (como las orejas de Buda, imagen prácticamente ausente en este lado del mundo y sin paralelos claros). Tal vez por la forma de ser de los japoneses, se les encuentra una utilidad a los ciegos, descubriendo que son particularmente buenos en tareas que requieren desarrollar la memoria muscular, como tocar un instrumento de cuerda o dar masajes.
Esto describe también un mundo en el que ciertos lujos eran posibles, e incluso, eran parte de la vida cotidiana. No sólo en la corte, sino también en la ciudad.

Si lo pueden conseguir, léanlo. Si no, no se molesten. Leer las novelas puede ser tan constructivo y creo que incluso más.

viernes, febrero 12, 2010

Una idea helénica.

Tengo que rendir Griego III próximamente. Debería estar estudiando griego. Traduciendo fragmentos de Ilíada. Leyendo sobre la cuestión homérica.
Pero realmente, en este punto de mi vida, quiero decir algo así como "me resulta tan odioso como las mismísimas puertas del Hades". ¡Qué cagada!

Es increíble que una obra literaria se haya conservado durante más de dos mil años. 2500, tal vez, 2800. Eso es algo parecido a la gloria eterna.
No importa cuántas veces la lea, la historia de Aquiles, Héctor y compañía está llena de cosas copadas, menos el catálogo de las naves, que tiene un par de cositas interesantes igual. Más de una vez recalqué que me gusta más que la Odisea. Tal vez, contrario a mi genética, o tal vez, debido a la conjunción de ella y mi edad, es porque todavía no logro entender cabalmente la idea detrás de la Odisea.
Ulises/Odiseo vuelve a casa después de 20 años. 10 años de guerra y otros tantos bien vagando, bien atrapado en una isla. Se la pasa llorando. Es todo pura nostalgia. Todo es recuerdo, de la guerra, de la esposa, del padre moribundo, del hijo casi desconocido.
Aquiles tiene problemas existenciales. Sus problemas se resuelven cuando comprende su humanidad. Es algo casi budista. Capta lo transitorio y lo efímero de su existencia, aunque busque la gloria eterna.
No da.
No hay que empezar a escribir sin saber cómo termina la historia. Por eso yo todavía no escribí mi novela. Porque no sé cómo termina. Aunque sé cómo sigue.

martes, febrero 09, 2010

Lingu, y el futuro a pequeña escala.

Uno se detiene un momento a pensar en todas las cosas en las que podría llegar a fracasar, o sea, todas las cosas que podría intentar y no puede decidirse por cuál quiere hacer primero. O dejar para el final.
La lingüística es, ciertamente, un campo difícil de explorar. Lo cierto es que, la lingüística teórica se produce lejos, no por falta de gente talentosa y creativa, sino por falta de recursos: tiempo, dinero, infraestructura, libros, computadoras, gente formada que colabore, y otras limitaciones similares. Lo que redobla la distancia del alumno universitario de la investigación. Las materias son demasiado teóricas o demasiado vagas, no hay seminarios que le permitan a uno ver la realidad de la investigación lingüística, los grupos de trabajo/investigación son reducidos y exigentes, y están escondidos.
El camino, obviamente, hace que los más aptos/caraduras, lleguen. Gente humilde como yo (?) se queda en el camino de la curiosidad y la duda. Sí, me da envidia, y sé que es una limitación importante. Pero no sé cómo se puede hacer frente a cómo es uno. Tal vez simplemente tengo que dejar de pensar que tengo que cambiar yo. El sistema no va a cambiar, tampoco. Evidentemente, lo que está mal está en mi cabeza. En ningún lugar la gente se hace de cero, excepto que sean Chomsky, Einstein, o alguno de esos (cuyo 0 [cero] es objetable).
Parafraseando a Daniel Torres, el edificio de Puán en el que funciona la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, es el lugar que la UBA y la sociedad le asignan al pensamiento, no sólo al pensamiento sobre el que mucha gente cree que se erige la sociedad occidental (el greco-latino), sino también al arte y a la lengua (en un sentido no-RAE). Lo que definitivamente nos coloca en un sitio poco destacado y dejado de lado. Esto es un escollo más en la carrera del futuro lingüista.
Uno se pregunta entonces qué futuro le espera. ¿Qué voy a hacer con lo que haya aprendido?
Si me preguntan a qué me voy a dedicar, como si fuera "¿de qué voy a trabajar?", la respuesta probablemente sería "voy a ser profesor de japonés". Si me preguntaran "¿qué expectativas tenés acerca de tu carrera académico-universitaria?", probablemente no sabría qué responder. Terminar la carrera de Letras es un buen primer objetivo. Ahora, el resto de los escalones todavía me es imposible de ver. Ni siquiera sé si hay un siguiente escalón.
¿Qué otros panoramas se me abren? Escribir. Criticar. Dedicarme a la literatura. Hace unos años pensaba en dedicarme a la literatura ponja, lo que estoy haciendo en la medida de lo posible. Estoy pensando en una novela. Seriamente. Pero todavía no empiezo. Debe ser lo más difícil, además de elegir los nombres, eso siempre me resultó extraña y desmesuradamente difícil.
Criticar. Me suena re-ladri.
Abandonar todo y dedicarme a la gastronomía suena re caro.
Traducir es un quilombo. Tendría que ponerme las pilas, a ver si algún día puedo leer en ponja como corresponde.
En fin... me fui de tema.

La cuestión es que hacer Lingu en Argentina, es muy difícil, no es imposible, pero es una cuestión más de vocación que de gloria. Nosotros no buscamos la gloria, vamos por un pequeño reconocimiento de nuestro esfuerzo como ciudadanos de un país que tal vez, algún día, deje de ser subdesarrollado. El interés personal tiene que ser guía. Porque si uno no se empeña, no llega a ningún lado, ni cursando todas las materias que digan lingu en el nombre.

Yo, por lo pronto, creo que voy a dedicarme a ser un estudiante mediocre, y más adelante me preocuparé por ser un científico mediocre. O un escritor mediocre.

Al final, terminé hablando de mí mismo. Bueno, les digo algo para que suene más informativo sobre la lingüistica.

En la carrera de Letras de la UBA hay tres grandes orientaciones: Clásicas, Letras modernas y Lingüística.
Clásicas es la rama de los estudios latinistas y helenistas, mucho latín, mucho griego, cultura, lengua, materias anuales y finales obligatorios.
Letras modernas es la rama romántica y ladri. Se puede elegir entre Latinoamericana y Argentina, Extranjeras y Teoría literaria. Materias cuatrimestrales, bastantes PD, interesantes, por lo general.
Lingüística: La rama jodida. Materias copadas como Fonología y Morfología, Sintaxis, Teoría Léxica, Modelos Formales no-transformacionales, Lingüística Chomskyana, Sociolingüística, Etnolingüística, Semántica y Pragmática, Psicolingüística, Neurolingüística. En fin, mucha ciencia, mucha teoría. Materias cuatrimestrales en su mayoría, algunas cuantas promocionables. Obviamente hay campos, aunque supuestamente ya no es necesario cursar todas las materias de un campo, basta con hacer 4 materias de lingu. Un campo sería tipo Psicolingüística y Neurolíngüística; Socio y Etno; Teoría Léxica, MFNT, LC.
Lo que yo planeaba hacer es la rama más jodida y con menos presencia en la UBA, Lingüística Formal. Hay muy pocos chomskyanos, aunque muchas escuelas/corrientes/disciplinas hereden cierten postulados de la propuesta generativa a la que deben su origen en cierta forma, como las psico's y la neuro.

Y eso es todo, me fui a la remierda.

viernes, febrero 05, 2010

Tanizaki (I)

Ayer terminé un libro de Tanizaki. Tenía una especie de nouvelle, La historia secreta del señor de Musashi, y... una novela-ensayo (?), Arrurruz.
Empecemos por el principio. Junichiro Tanizaki fue un escritor japonés que vivió entre 1896 y 1965. Como sabrán, o no, el fin del siglo XIX fue trágico en Japón. Si vieron El último samurai, los samurais eran los malos que se oponían a la modernización, lo que hubiera terminado con un Japón colonizado, como muchos países de la zona. Bueno, la modernización tuvo una gran repercusión cultural y esto se manifestó en todas las formas de arte, incluida la literatura. En Tanizaki se encuentran algunos elementos impensables en la forma de leer del japonés del siglo XIX, pero que ya contaban con tradición de este lado del mundo.
La historia secreta... es una novela histórica y hasta cierto punto biográfica. La reconstrucción se basa en dos manuscritos las confesiones de Doami, un servidor del protagonista, y una biografía hecha por una monja budista hermitaña. El basamento histórico real es prácticamente nulo, limitándose sólo a algunos nombres y lugares. Si bien una reconstrucción biográfica no sería nada nuevo por ese entonces, sobre todo cuando se tienen fuentes, lo nuevo de Tanizaki es que las fuentes son inventadas, por un lado, pero más que nada, el enfoque que adopta para retratar la vida de Terukatsu. Sí, lo que describe es el lado pervertido del protagonista, haciendo una especie de historia de su depravación.
La concepción histórica que de alguna forma subyace es crítica, no se apega a ninguna de las dos tradiciones escritas sobre las que hace juicios objetivos, y alguna vez subjetivos, sobre la verosimilitud de los datos y la expresividad de los pasajes, teniendo en cuenta las características de los escritores.
El estilo es destacable. Tanizaki tenía una gran capacidad para describir no sólo el estado físico de los personajes, sino también su condición psicológica, haciéndonos percibir el efecto del entorno en sus sensaciones, así como los propios pensamientos perturbados del protagonista. Tanto las escenas de pelea, como las descripciones estáticas se representan con vividez.
Arrurruz (es el nombre de una planta, supongo que el original no se llamaba así), por el contrario es una historia llena de lirismo. A mí me gustó más :P
La narración se centra en el viaje de dos amigos a un lugar teñido por la leyenda. Mientras uno busca datos para escribir una novela histórica, el otro intenta encontrar rastros de su madre, fallecida cuando él era un niño.
Las referencias a la mitología japonesa, así como a obras de teatro y composiciones musicales podrían parecer difíciles de seguir en algún momento, pero pueden resultar los pasajes más interesantes de la nouvelle. Hay una cierta nostalgia japonesa encarnada en Tsumura que no se puede describir fácilmente con palabras. No es simplemente la pérdida de la familia, sino cómo se la percibe y qué recuerdos se conservan, así como con qué relaciona esta pérdida y estos recuerdos.
Los paisajes, si bien no se presentan de la misma forma al público no conocedor, demuestran el principio japonés de wabi-sabi, una atención a la simplicidad y a la naturaleza, un intento de comprender la belleza dentro de cada cosa. Demostrada en un paisaje otoñal, en una fruta, en un río.
Todavía no podría asegurar que es la mejor puerta de entrada a la obra del autor, más considerando que tiene otras obras más conocidas, pero se dice que entre las preferidas del autor se encontraban La historia secreta del señor de Musashi y Arrurruz.
Cuando termine de leer Cuentos Crueles, les sigo contando de Tanizaki.