Ayer me estaba preguntando por el valor de una obra autobiográfica. Por más ficcional que sea, Oé no deja de lado ciertas cuestiones personales, que recorren sus escritos desde el principio.
Naturalmente, la creación artística se puede nutrir de la experiencia. Pero así como lo empírico puede ser una gran fuente de inspiración, es también un límite.
Podríamos esperar que Oé escribiera algo diferente, pero ¿tendría sentido? ¿Podemos pedir que escriba algo diferente? ¿Se puede dejar de lado lo que uno considera más importante en la vida? ¿Un hijo? ¿Una relación conflictiva con los padres? ¿Los primeros recuerdos?
Otro aspecto es que, a pesar de esta aparente limitación, la obra de Oé tiene una gran variedad. Como si siempre hubiera algo más que decir, o una forma nueva de encarar los mismos aspectos de la vida. Probablemente, la riqueza de la vida (o de las personas) sea esa: que cada uno vive las cosas en una cierta forma particular.
No hay dos locos iguales.
Y la vida es tan estructuralmente parecida. La subjetividad.
viernes, abril 16, 2010
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