Se dice que en la década del 20 se estaban construyendo tres ciudades en la ficción argentina: la urbe moderna y cosmopolita de Girondo, la ciudad de las orillas de Borges y la ultrafuturista ciudad de Arlt.
Buenos Aires. Es casi un símbolo de la argentinidad que casi se construye sin recurrir al colorido local.
Las ciudades japonesas tienen un algo que las define, que las recorta contra el mundo, sin necesidad de mostrar un exceso de japonidad. O tal vez haciéndolo, pero discretamente.
En Oé, la ciudad es un ámbito no muy querido. Si bien el viaje a la ciudad en La presa constituye una metáfora del crecimiento, es un rito de paso, es un aprendizaje, en otras obras lo que se busca recuperar es el espacio de la infancia, la aldea, el pueblo. En El grito silencioso, la ciudad es ese ámbito nocivo y hostil, el ámbito del suicidio del amigo, del hijo enfermo. Y en Agüí, es algo diferente. La ciudad tiene algo de querido, de pay, hay una nostalgia y una despedida en ese cuento, que me parece genial.
Yo tengo que construir una ciudad. O un imaginario, que es básicamente lo mismo.
Quiero que sea una ciudad arltiana, pero no puede serlo. Porque él soñaba con el siglo XXI, y yo lo (sobre)vivo... y no es así.
Me conformaría con lograr una representación con visos de Arlt. Usar algunos procedimientos constructivos, para marcar algunas cosas similares.
La ciudad tiene que tener algo de fantástico. Algo que te haga decir "este lugar es genial" pero sin descartar la sensación de "y este lugar es terrible". No quiero un idilio, quiero la confrontación entre un espacio perdido y la búsqueda de recuperar algo. Algo que no existe.
Quiero que se vea el cambio. Quiero que se sienta que la ciudad se deterioró.
Quiero mi Buenos Aires destruida. Para que veamos el presente en clave de pre-futuro.
A medida que avanza el tiempo, Capital Federal se convierte en eso que sueño: la vieja Capital. Siento que si no la escribo ahora, voy a ser realista. Y yo quiero ser profético.
En este momento, como Walsh, quiero un argumento a lo Arlt, pero con el estilo de Borges. O, si no puedo lograr esto, me conformo con tener un argumento borgiano con un estilo arltiano. Si eso acaso fuera posible.
Arlt. Es un horizonte lejano. Es un horizonte. Y buscar el camino más corto para llegar al punto más remoto se me antoja una tarea épica. A veces pienso que los grandes escritores escriben de una, casi por impulso, y que somos los pequeños escritores los que tenemos que pensar mucho, buscar mucho, escribir mucho y corregir mucho.
A veces me doy cuenta de que los verdaderos grandes escritores crean esa apariencia de simplicidad, de redacción a la primera. Que es un efecto de un trabajo intenso con los aspectos formales del relato.
Las grandes ideas. Son algo que nos pasa a veces. Que les debe pasar más seguido a las personas que más leyeron. Pero sobre todo a las personas que tienen algo, aunque sea una sola cosa pequeña, que quieren decir. *buscar cita de Yoshimoto y agregar acá*
Es todo lo que quiero decir.
No quiero que si llego a terminar la novela, la crítica genética venga a leer esto como si fuera parte de su tarea científica.
Saludos.
martes, mayo 18, 2010
martes, mayo 04, 2010
Generá, loco!
Me di cuenta de que hace rato no escribo sobre lingu. Creo que es porque no estoy cursando ninguna materia del área. Eso es un buen motivo.
Me gustaría hablar de algo interesante y asombroso, como decir, ontogenia del lenguaje. Pero bueno, el lenguaje ya es algo muy difícil de definir como para ponerse a hablar del origen.
Así que ensayemos algunas definiciones, que pueden ser la muerte (o el asesinato) de más de un lingüista.
Para algunos, el lenguaje consiste en la manipulación de ciertos símbolos abstractos. Visto de esta manera, el lenguaje no sería más que una sintaxis o una ars combinatoria. Lo interesante a agregar a esta definición es que no sólo en esa manipulación intervienen cambios de significado, sino que también se crean objetos intersubjetivos, o sea, se dicen cosas que otros pueden comprender con más o menos el mismo significado.
Para otros, un lenguaje está determinado/comprendido por todas las emisiones que se pueden realizar con él. Es una concepción distribucionalista, empirista. De hecho, limita bastante a un investigador, si bien puede servir para estudiar una lengua desconocida. Creo que además, acá faltaría distinguir lenguaje de lengua. Pero, como cuando uno aprende una lengua nueva, lo que puede producir no es tanto como lo que puede comprender. Por lo que esta capacidad no debería subestimarse.
Una teoría de la interpretación, como puede ser la de Sperber y Wilson, la teoría de la relevancia, propondría, por otro lado, qué mecanismos se utilizan para entender las emisiones, con el presupuesto de que se han dicho por alguna razón, de que nada es gratuito en el lenguaje. Así, en el lenguaje, intervienen una serie de intrincados mecanismos semántico-pragmáticos y lingüísticos, utilizados para interpretar la referencia, los actos de habla, los significados literales y sintácticos, los puntos de vista, etc. En cierta forma, el lenguaje es una máquina que codifica y decodifica no sólo símbolos abstractos, sino también intenciones y conceptos.
Hasta ahora, las definiciones tienen que ver con el objeto y el método de estudio. No es que el lenguaje se pueda definir realmente. Cada concepción problematiza un aspecto del lenguaje, que es un objeto heteróclito, a caballo de diferentes dominios, como dicen que decía Saussure.
En cierta forma, creo que las propiedades que le adjudica(ba) Chomsky, la infinitud discreta, el desplazamiento (que fue dejado de lado, pero era uno de los primeros postulados de la época de Estructuras Sintácticas, si no me equivoco), el innatismo, son innegables. La infinitud discreta es esa capacidad de poder crear una cantidad infinita de oraciones con una cantidad finita de elementos, sin considerar, por supuesto, elementos tales como límites de memoria y tiempo. Potencialmente, podríamos "entender" cualquier oración de nuestra lengua y juzgarla como gramatical o no. Por demás está decir que hay muchísimas personas monolingües que siempre podrán decir todo lo que quieren decir, con mayor o menor exactitud. El desplazamiento, la capacidad de entender ciertas estructuras a pesar de los movimientos que hayan ocurrido, fue dejado de lado con las transformaciones en la teoría generativa.
Y el innatismo, esa lucha descarnada con el empirismo, es una hipótesis controvertida. Aunque hoy ya se encuentra bastante aceptada, la discusión sobre hasta qué punto el conocimiento del lenguaje es innato o es aprendido, sigue en pie. Lo cierto, es que la capacidad de desarrollar/adquirir una lengua, se diferencia de los (otros, agregan los empiristas) aprendizajes. Y la neurolingüística nos dirá que este conocimiento/habilidad, puede afectarse de forma relativamente independiente, si golpeamos la parte del cerebro adecuada (llámese área de Broca, Wernicke o simplemente región perisilviana).
Definitivamente, es una cuestión que excede las charlas de café, excepto que estés con Chomsky o Halliday, o alguna eminencia similar. El problema del lenguaje es necesariamente una cuestión lingüística, así como la filosofía es una construcción verbal. Algunos consideran que el lenguaje tiene una capacidad autorreferencial y autorreflexiva demasiado increíble. Construcciones verbales.
Permite desde el llanto más infantil, hasta la literatura de Borges. Desde la noción de Dios, hasta los juegos de palabras.
Es todo.
Me gustaría hablar de algo interesante y asombroso, como decir, ontogenia del lenguaje. Pero bueno, el lenguaje ya es algo muy difícil de definir como para ponerse a hablar del origen.
Así que ensayemos algunas definiciones, que pueden ser la muerte (o el asesinato) de más de un lingüista.
Para algunos, el lenguaje consiste en la manipulación de ciertos símbolos abstractos. Visto de esta manera, el lenguaje no sería más que una sintaxis o una ars combinatoria. Lo interesante a agregar a esta definición es que no sólo en esa manipulación intervienen cambios de significado, sino que también se crean objetos intersubjetivos, o sea, se dicen cosas que otros pueden comprender con más o menos el mismo significado.
Para otros, un lenguaje está determinado/comprendido por todas las emisiones que se pueden realizar con él. Es una concepción distribucionalista, empirista. De hecho, limita bastante a un investigador, si bien puede servir para estudiar una lengua desconocida. Creo que además, acá faltaría distinguir lenguaje de lengua. Pero, como cuando uno aprende una lengua nueva, lo que puede producir no es tanto como lo que puede comprender. Por lo que esta capacidad no debería subestimarse.
Una teoría de la interpretación, como puede ser la de Sperber y Wilson, la teoría de la relevancia, propondría, por otro lado, qué mecanismos se utilizan para entender las emisiones, con el presupuesto de que se han dicho por alguna razón, de que nada es gratuito en el lenguaje. Así, en el lenguaje, intervienen una serie de intrincados mecanismos semántico-pragmáticos y lingüísticos, utilizados para interpretar la referencia, los actos de habla, los significados literales y sintácticos, los puntos de vista, etc. En cierta forma, el lenguaje es una máquina que codifica y decodifica no sólo símbolos abstractos, sino también intenciones y conceptos.
Hasta ahora, las definiciones tienen que ver con el objeto y el método de estudio. No es que el lenguaje se pueda definir realmente. Cada concepción problematiza un aspecto del lenguaje, que es un objeto heteróclito, a caballo de diferentes dominios, como dicen que decía Saussure.
En cierta forma, creo que las propiedades que le adjudica(ba) Chomsky, la infinitud discreta, el desplazamiento (que fue dejado de lado, pero era uno de los primeros postulados de la época de Estructuras Sintácticas, si no me equivoco), el innatismo, son innegables. La infinitud discreta es esa capacidad de poder crear una cantidad infinita de oraciones con una cantidad finita de elementos, sin considerar, por supuesto, elementos tales como límites de memoria y tiempo. Potencialmente, podríamos "entender" cualquier oración de nuestra lengua y juzgarla como gramatical o no. Por demás está decir que hay muchísimas personas monolingües que siempre podrán decir todo lo que quieren decir, con mayor o menor exactitud. El desplazamiento, la capacidad de entender ciertas estructuras a pesar de los movimientos que hayan ocurrido, fue dejado de lado con las transformaciones en la teoría generativa.
Y el innatismo, esa lucha descarnada con el empirismo, es una hipótesis controvertida. Aunque hoy ya se encuentra bastante aceptada, la discusión sobre hasta qué punto el conocimiento del lenguaje es innato o es aprendido, sigue en pie. Lo cierto, es que la capacidad de desarrollar/adquirir una lengua, se diferencia de los (otros, agregan los empiristas) aprendizajes. Y la neurolingüística nos dirá que este conocimiento/habilidad, puede afectarse de forma relativamente independiente, si golpeamos la parte del cerebro adecuada (llámese área de Broca, Wernicke o simplemente región perisilviana).
Definitivamente, es una cuestión que excede las charlas de café, excepto que estés con Chomsky o Halliday, o alguna eminencia similar. El problema del lenguaje es necesariamente una cuestión lingüística, así como la filosofía es una construcción verbal. Algunos consideran que el lenguaje tiene una capacidad autorreferencial y autorreflexiva demasiado increíble. Construcciones verbales.
Permite desde el llanto más infantil, hasta la literatura de Borges. Desde la noción de Dios, hasta los juegos de palabras.
Es todo.
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