jueves, diciembre 31, 2009

Y sí, yo debo parecer tonto.

Como alguna vez dijo un hombre que fue joven e inteligente, es mejor quedarse callado y parecer tonto que abrir la boca y demostrarlo. O algo así.
La cuestión, sociolingüística o lo que sea, es que tenemos una imagen social. La gente nos ve de cierta forma y se forma cierta idea de nosotros. Eso es un intento de retruécano que salió mal. Como decía, tenemos una imagen social. Brown y Levinson dicen que nuestra imagen social tiene un aspecto positivo y un aspecto negativo. No como sinónimos de ventaja y desventaja, sino con respecto a la propicepción y la percepción desde el exterior, es decir, cómo uno ve reflejados sus valores en sus interlocutores y si uno siente que su libertad está siendo limitada.
Pero todo esto no tiene nada de importante, lo que quería decir, es que del ridículo no se vuelve.
Es decir, uno puede arruinar su imagen social, pero no puede arreglarla. Lo interesante de las interacciones sociales mundanas y cotidianas, es que hay algo así como altruismo recíproco. Uno trata de no destruir al otro, esperando que el otro no le pegue con un caño.
Por suerte hay más de un interlocutor y siempre podremos clavarnos cuchillos en las espaldas mutuamente.
Fin.

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