Hace una semana compré una novela en un local del centro. Estaba a $15 pesos y tenía una tapa atractiva con una mancha de sangre, un vómito o una vela roja derretida, depende de quién la vea, sobre un fondo blanco. En la contraportada, tiene comentarios de diversas publicaciones literarias de diversos países.
La novela está separada en varios capítulos, creo que 6, pero no los conté, que están divididos en secciones, por lo general 8. Las secciones se van centrando en distintos personajes, permitiéndonos ver la situación de cada personaje y la relación que cada vida tiene con las demás. La novela es un entramado muy pensado, donde la acción es continua y las consecuencias no se limitan a cada microcosmos. [qué mierda estaré diciendo?]
Es un policial negro, aunque la policía prácticamente no hace nada. La línea principal de la historia nos muestra como un pequeño grupo de mujeres puede llegar a hacer cosas horribles arrastradas por las circunstancias. Como descuartizar un cadáver.
La descripción del mundo de la mujer, del Japón que pinta Kirino, es muy realista y ataca muchos mitos occidentales sin proponérselo, exponiendo una realidad que no aparece en los doramas.
Hablando de eso, creo que la imagen que debe tener la gente del mundo respecto de Argentina debe ser bizarrísima. Pensando que se exportaron cosas como Chiquititas y Rebelde Way... Oh, Zeus! y por el perro! Y las películas argentinas de Darín y compañía... Y Tévez y Messi... En qué país vivimos??
Bueno, volviendo al libro.
Resulta una lectura muy entretenida, atrapante, con un crescendo dramático maestríssimo (?) y una configuración de los personajes realista y detallada, un argumento intrigante y un estilo impecable. Además de que la autora ganó un par de premios más o menos importantes con la novela.
La traducción española tiene alguna que otra frase hiper-castiza, pero se perdona. En general trata de mantener un tono neutro.
En menos de una semana me leí las 550 páginas. Hace rato que un libro no me hace hacer eso. Hace rato que no leo libros de 550 páginas.
jueves, diciembre 31, 2009
Fin de año.
Se termina el año y recién posteé dos cosas. Cumplí mi promesa.
Espero que el 2010 esté lleno de dicha para todos. Porque el 2009 fue mediocre tirando a choto en algunos aspectos.
En fin.
Les mando un abrazo. Sean felices. Disfruten de la vida.
Espero que el 2010 esté lleno de dicha para todos. Porque el 2009 fue mediocre tirando a choto en algunos aspectos.
En fin.
Les mando un abrazo. Sean felices. Disfruten de la vida.
Y sí, yo debo parecer tonto.
Como alguna vez dijo un hombre que fue joven e inteligente, es mejor quedarse callado y parecer tonto que abrir la boca y demostrarlo. O algo así.
La cuestión, sociolingüística o lo que sea, es que tenemos una imagen social. La gente nos ve de cierta forma y se forma cierta idea de nosotros. Eso es un intento de retruécano que salió mal. Como decía, tenemos una imagen social. Brown y Levinson dicen que nuestra imagen social tiene un aspecto positivo y un aspecto negativo. No como sinónimos de ventaja y desventaja, sino con respecto a la propicepción y la percepción desde el exterior, es decir, cómo uno ve reflejados sus valores en sus interlocutores y si uno siente que su libertad está siendo limitada.
Pero todo esto no tiene nada de importante, lo que quería decir, es que del ridículo no se vuelve.
Es decir, uno puede arruinar su imagen social, pero no puede arreglarla. Lo interesante de las interacciones sociales mundanas y cotidianas, es que hay algo así como altruismo recíproco. Uno trata de no destruir al otro, esperando que el otro no le pegue con un caño.
Por suerte hay más de un interlocutor y siempre podremos clavarnos cuchillos en las espaldas mutuamente.
Fin.
La cuestión, sociolingüística o lo que sea, es que tenemos una imagen social. La gente nos ve de cierta forma y se forma cierta idea de nosotros. Eso es un intento de retruécano que salió mal. Como decía, tenemos una imagen social. Brown y Levinson dicen que nuestra imagen social tiene un aspecto positivo y un aspecto negativo. No como sinónimos de ventaja y desventaja, sino con respecto a la propicepción y la percepción desde el exterior, es decir, cómo uno ve reflejados sus valores en sus interlocutores y si uno siente que su libertad está siendo limitada.
Pero todo esto no tiene nada de importante, lo que quería decir, es que del ridículo no se vuelve.
Es decir, uno puede arruinar su imagen social, pero no puede arreglarla. Lo interesante de las interacciones sociales mundanas y cotidianas, es que hay algo así como altruismo recíproco. Uno trata de no destruir al otro, esperando que el otro no le pegue con un caño.
Por suerte hay más de un interlocutor y siempre podremos clavarnos cuchillos en las espaldas mutuamente.
Fin.
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